Manifiesto del escritor

Perseguiré el sueño inalcanzable. Por millares de kilómetros andaré con los pies descalzos. Bajo el abrasador fuego del sol seguiré aquella sombra, el vislumbro del infinito, y aunque no logré llegar hasta ella, su estela podré sentir. Sin importar nada, sólo el propósito del arte mismo, iré tras aquel fantasma, espectro visible de las posibilidades; lo ilimitado en un segundo. ¿Qué sería de mí si en lugar de entregar lo único que tengo lo desperdiciara en trivialidades? Me convertiría en un farsante, en otro ser ordinario incapaz de ver a la finitud poética.

          Jamás cesará mi espíritu. Buscará cualquier modo de hacerse presente, de mostrar que la voluntad es la causa primera del mundo; que, si bien se muestra como irracional, tiende siempre a la cordura. En este suspiro renace un alma. Con esta declaración pongo en evidencia mi única razón de vida: el arte. Serán las letras mi dolor y mi deseo, mi trabajo y descanso, la frustración más inquietante y la alegría más pura. ¡Seré esclavo de la literatura y sólo así podré sentirme vivo de nuevo! Liberaré mi conciencia de lo fútil. La resolución es clara: regresar al arte, a la desmesura métrica y las metáforas existenciales. Presiento que podré sonreír de nuevo al contemplar el atardecer.

y mi voz quema dura, blog de alan huesca

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